martes, diciembre 06, 2011

La crisis del algodón

Tras varios meses, y algún que otro parón, terminé hace unas semanas la lectura de "La vuelta al mundo de un novelista" de Blasco Ibañez. Del tercer libro (según la edición de Alianza), me quedo con este texto sobre el fugaz progreso económico de la ciudad de Bombay. Resulta inquietante pensar que un texto que tiene casi 100 años pueda sonar tan actual. La vida es una canción con estribillo.


"Bombay ha sufrido hondas crisis comerciales, lo mismo que las metrópolis de la América del Norte y del Sur, crecidas de convulsión en convulsión, arruinándose estrepitosamente, para ser más ricas años después.

Cuando los Estados Unidos se vieron amenazados de muerte a causa de la guerra civil entre las provincias del norte y del sur, quedó Europa sin uno de los elementos más necesarios para su vida industrial: el algodón. Comprendieron los indostánicos la importancia de este momento, dedicándose con enérgica actividad a producir un artículo tan necesario para el alimento de las manufacturas de Inglaterra, y el depósito de todos los algondones del país fue Bombay, creando tal monopolio en poco tiempo fortunas prodigiosas. Además, los indígenas, arrastrados por la locura de la especulación que mostraban los bancos, desenterraron sus tesoros, guardados improductivamente durante siglos, y Bombay se mostró desbordante de dinero.

El algodón no fue al fin más que un pretexto para especulaciones quiméricas. Todos los días se fundaba una sociedad por acciones con capitales extravagantes. Más de setenta bancos fueron establecidos en pocos meses. Bombay se dedicó en masa a comprar y vender acciones, siendo éstas muchas veces simples pedazos de papel sin fundamento alguno en la realidad. Hasta las damas indostánicas y europeas, al pasear por la orilla del suerto, hablaban acaloradamente en sus carruajes de las fluctuaciones de la bolsa. Domésticos y obreros llevaban sus ahorros a los especuladores para que los hiciesen prosperar.

Fue en los años 1864 y 1865 el período culminante de esta locura. Todos contaban con que la guerra de Secesión de los Estados Unidos duraría indefinidamente; y cuando el Norte dio fin a esta lucha venciendo al Sur, todos los bancos nuevos de Bombay quebraron al mismo tiempo, siendo general la ruina. Desde entonces, la ciudad ha ido reponiéndose, llegando finalmente a ser la metrópoli comercial de la India gracias a procedimientos más sensatos y prudentes."

martes, mayo 17, 2011

Correr el amok

Sigo leyendo 'La vuelta al mundo de un novelista'. En su visita por tierras indonesias, Blasco habla del pueblo malayo, magníficos navegantes que surcaron las aguas del Pacífico antes de la llegada de los portugueses. Blasco los llama los fenicios de Asia.

El escritor valenciano da cuenta de un estado de locura homicida propia de la cultura malaya, el amok. Cuando un malayo se siente ofendido, blande la primera espada que tiene a mano y empieza a matar a cualquier persona que se tope a su paso, hasta que alguien le da muerte. Blasco llama a este estado de trance: "correr el amok".

En inglés, existe la expresión to run amok, aunque tiene un sentido figurado, que se puede traducir como "ir a lo loco" o "correr desbocadamente".

Conocía la expresión "to run amok", aunque ignoraba su origen. Recuerdo una vez, cuando estaba en Dublín, un compañero de trabajo, hijo de una irlandesa y un español, nos decía, en un juego de palabras, que el inglés era "a bastard language", dando a entender que se trataba de un idioma puñetero, pero de una gran mezcolanza léxica.

El 30% de las palabras en inglés tienen origen francés, debido principalmente a la invasión y dominación normanda que duró 3 siglos. De su época de expansión, colonias y comercio global, el imperio británico incorporó incontables préstamos a su corpus lingüístico. Por ello, me sonrojo cuando los paladines de la defensa de la lengua española se enojan por el, según ellos, elevado número de prestamismos que el español incorpora del inglés. A veces, al adoptar nuevos vocablos, estamos tomando prestadas, indirectamente y sin saberlo, palabras de otros idiomas.
  • Anorak (del francés 'anorak', y éste del esquimal).
  • Amok (del inglés 'amok', y éste del malayo 'amuk').
  • Bambú (del portugués 'bambú', y éste del malayo).
  • Cacatúa (del portugués 'cacatúa', y éste del malayo).
  • Chinchin (del inglés 'chin-chin', y éste del chino ching-ching) [1].
  • Eslogan (del inglés 'slogan', y éste del gaélico).
  • Ginseng (del inglés 'ginseng', y éste del fujianés 'jîn-sim').
  • Golf (del inglés 'golf'', y éste del gaélico).
  • Gong (del inglés 'gong', y éste del malayo 'gong').
  • Ketchup (del inglés 'ketchup', y éste del cantonés 'Kechap').
  • Kung-fu (del inglés 'kung fu', y éste del cantonés 'gong fu').
  • Ñu (del inglés 'gnu', y éste del holandés 'gnoe').
  • Lichi (del inglés 'lychee', y éste del cantonés 'laitzi').
  • Té (del inglés 'tea', y éste del fujianés 'tey').
  • Yate (del inglés 'yatch', y éste del holandés).
Por cierto, que el diccionario de la RAE, al menos el on-line, es un poco flojo en cuanto a etimologías. No diferencia entre dialectos del chino: mandarín, cantonés, fujianés, etc.

He indicado algunas palabras como de origen fujianés, aunque en realidad este dialecto del chino no existe como tal. El fujianés se refiere al conjunto de dialectos que se habla en la región de Fujian: hokio, amoy, etc.

También me dejo otras palabras que figuran en el diccionario de la RAE como directamente incorporadas de su idioma original, pero yo sospecho que lo han hecho indirectamente a través del inglés. Palabras como tabú (polinésico), vudú (nigeriano-congolés) u orangután (malayo, aunque quizás incorporada al español a través del portugués).

[1] Según la RAE "interjección para acompañar el choque de copas o vasos en un brindis". Curiosamente no he podido encontrar esta palabra en un diccionario de inglés. Y más raro aún es que en mandarín al brindar se diga "kampei".

sábado, mayo 07, 2011

De Blasco a los leones del HSBC

Con total naturalidad, y después de más de un año de inactividad, vuelvo a escribir en este abandonado blog. Dedicaré esta entrada a Servando que tan insistosamente me ha recordado durante todo este tiempo retomar mi actividad bloguera.

Estos días estoy leyendo el libro "La vuelta al mundo de un novelista" del escritor valenciano Blasco Ibañez. Blasco, más conocido por ser el autor de novelas como "La Barraca" o "Los cuatro jinetes del apocalipsis", animado por ver el mundo y ser testigo de su redondez, se embarcó a principios de la decada de los años 20 del siglo pasado en un viaje alrededor del globo a bordo del crucero Franconia. La ruta del Franconia partía de Liverpool poniendo rumbo en dirección Este, atravesando el continente americano a través del Canal de Panamá, llegando posteriormente nuevamente a Europa, a través del Canal de Suez, poniendo fin a su trayecto. A lo largo de este largo viaje, los pasajeros del crucero tenían oportunidad de visitar exóticos paises como Hawai, Japón, Corea, China, Filipinas, Indonesia, India...

Blasco, ya era entonces una figura mundialmente conocida, sobretodo a raíz de la adaptación cinematográfica de "Los cuatros jinetes de la apocalipsis". En muchos de los lugares que visita es recibido con honores por autoridades, hispanistas o por las pequeñas comunidades de españoles en ultramar. La prosa de Blasco, cargada de detalladas descripciones, directa y con dosis, a veces, de alta literatura, sin llegar a ser por ello tediosa, resulta amena y atractiva. Ahora que la globalización se antoja un invento reciente, resulta interesante observar como, allá donde fuere, siempre ha habido personas yendo y viniendo, viviendo lejos de aquello que se llama patria.

Además de las relaciones sobre españoles viviendo en el extranjero, las crónicas de los lugares que Blasco visita resultan de indudable valor, sobretodo si se ha tenido oportunidad de visitar dichos lugares tal como son hoy día. Es como viajar en el tiempo, un viaje alrededor del mundo de hace casi 1 siglo, un mundo que ya no existe, aunque sí lo sigan haciendo esos mismos lugares que lo componen.

En el capítulo dedicado a Hong Kong (capítulo 12 y 13 del libro 2, según la edición de Alianza Editorial), el escritor valenciano aprovecha su estancia en Puerto Perfumado para visitar Macau a bordo de un barco vapor-correo. Cuenta que entre sus compañeros de tripulación, todos ellos clase alta de Hong Kong, se encuentra Mr.Stephen, nacida en Bombay, hija de un español.

La señora Stephen resulta ser la esposa de Alexander G Stephen, director general por aquel entonces (corre el año 1923) del Hong Kong and Shanghai Banking Corporation, mayormente conocido por sus siglas: HSBC. Antes de ser enviado a Hong Kong, Stephen fue director de la sucursal del HSBC en Shanghai. Siendo director del HSBC en la ciudad del estuario del Yangtze, Stephen encargó esculpir dos leones que guardarían la entrada del edificio de dicho banco en la metrópolis china. Estos dos leones fueron apodados Stephen, el que ruge, y Stitt, el que yace calmado, en honor al propio Alexander G Stephen y Gordon Stitt, sucesor de Stephen en la sucursal de Shanghai.


Stephen y Stitt, guardianes de la entrada de la sede central del HSBC en Hong Kong

En 1935, cuando el HSBC abrió su nueva sede central en el número 1 de Queen's Road Central (Hong Kong), el banco ordenó construir una réplica de ambos leones, seña de identidad ya en aquellos días de este banco británico. Desde entonces, y a excepción del periodo de dominación japonesa en Hong Kong, estos dos vigorosos felinos, imperturbable el uno, desafiante el otro, protegen la entrada de la sede central del Hong Kong and Shanghai Bank Corporation.